lunes, 23 de febrero de 2009

Neurosis Simplificada

Más sobre este post.

1) Neurosis es creer que uno es en realidad dos.

2) El punto uno no es tan disparatado como suena. Miremos por un momento el momento del soñar. En los sueños (y tal vez se note más en los llamados sueños lúcidos) nos sentimos enteros y conscientes. Y sin embargo hay un entorno en los sueños que no identificamos con nuestra persona. En un sueño veo un árbol y no pienso "vaya, ahí está una parte mía en forma de árbol". Pensamos que de alguna manera seguimos siendo el que observa y que otra cosa es la observada.

3) Al despertar pensamos, ¿cómo puedo ser yo quien creó el mundo que acabo de ver en mis sueños? Aunque jamás hubo creación, el mundo de mis sueños es una copia más o menos fiel del mundo de la vigilia. Pero, igualmente... ¿cómo puedo yo haberlo recreado?

4) Neurosis es creernos un individuo isla. Esa otra persona no tiene nada que ver conmigo. Nacemos solos y morimos solos. No puedo hacerle entender lo que quiero decir.

5) Neurosis es no hacernos cargo más que de nuestra parte consciente. Esto que hice lo hice sin querer, no soy yo. No soy yo quien tuvo que ver con esto, simplemente me sucedió. No tengo nada que ver con esa situación, soy solo una víctima.

6) Una salida de la neurosis es la muerte o la esquizofrenia, en la que todo es uno. Otra salida, más saludable, es extender la responsabilidad más allá de los límites de nuestra consciencia y tener la flexibilidad de poder sabernos uno aunque juguemos a que somos dos.

7) Me viene del recuerdo un curioso episodio. Iba muy tranquilo parado en un colectivo porteño. Era un hermoso día y el colectivo no venía muy lleno, aunque algunos de los pasajeros estábamos parados. Repentinamente el colectivo clava sus frenos y se inclina violentamente hacia adelante. Una señora que estaba parada cerca mío no logra sostenerse y se estrella con fuerza contra mis costillas. A mí ya me costaba aguantar sostenido del pasamanos semejante frenada, pero de alguna manera logré también sostener a la señora. Cuando la inclinación vuelve a la normalidad, la señora vuelve a su posición inicial sin siquiera dirigirme una mirada. Espero unos segundos y le digo "podría decirme aunque sea un 'disculpe', ¿no?". La señora, con expresión de asco, me responde "¿qué crees? ¿que lo hice a propósito?". Me quedé helado ante su respuesta. La señora , acto seguido, se va hacia el fondo del colectivo y toca el timbre para bajar. Pero otra señora que estaba detrás nuestro, que por lo visto había visto toda la escena, comienza enardecida a insultar de arriba a abajo a la primera, quien se bajaba apurada y con cara de odio . La escena terminó intentando yo calmar a la segunda señora mientras ella me contaba la rabia que le daba ver actitudes así.

8) La señora desagradable del punto 7 no podía aceptar tener que dar respuesta por algo que ella no había hecho con consciencia de acto, de propósito. Ni siquiera respondía por su propio cuerpo sometido a las leyes de la gravedad. Por eso podemos decir que los límites de la responsabilidad en la actitud neurótica es el propio pensar consciente. La libertad está un paso más allá.

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