martes, 21 de abril de 2009

Un paso más allá del agnosticismo

1) Encuentro en el día a día, al menos aquí, en esta enorme ciudad en medio de la crisis de la modernidad (¿pensaron en otra crisis?), que mucha gente alberga una notoria confusión entre ateísmo y agnosticismo.

2) Para definir algo no alcanza muchas veces con indicar lo que ese algo es sino que hace falta también indicar lo que ese algo no es, y esto se logra cubriendo la totalidad de las variantes de la que esa definición es parte. Hablemos entonces de las diversas maneras de relacionarse con lo divino.

3) El teísta, aquél que cree en alguna forma o concepto de Dios. Término rara vez utilizado debido a las múltiples e innumerables formas de expresar las creencias en un dios y la características de ese dios. Estrictamente englobaría a las creencias en un Dios único y creador del universo, pero si nos alejamos de las clásicas influencias medievales de lo que debe ser Dios, podemos utilizar el término para incluir también a todo de tipo de creencia en un ser (o seres) con cierto grado de superioridad sobre el ser humano.

3.5) Me acordé de ése genial chiste de Quino en que alguien llega a las puertas del cielo y golpea. Atiende un viejo de barba y mantos blancos, con cara de sueño, que apenas asomándose por la puerta entreabierta, pregunta: ¿siiiií? El recién llegado expresa firmemente: ¿se encuentra Dios? ¿Cuál?, responde cansinamente el de barba. ¿¿¿Cómo cuál???, grita indignado el recién finado. ¡¡¡El único y verdadero!!!, mientras levanta con autoridad su dedo índice. El de barba, con los ojos siempre medio entrecerrados, gira su cabeza hacia dentro y se escucha que dice: ¿para fanáticos hay alguien de guardia hoy?

4) El agnóstico, aquél que cree que nada puede decirse ni conocerse sobre Dios. Por supuesto que el agnóstico sí llega a decir algo sobre Dios: que existe. Más allá de ese punto no se extiende. La mayoría de los agnósticos creen que la imposibilidad de adquirir algún tipo de gnosis, se debe a una imposibilidad ontológica del ser humano y no a una razón técnica del estado del arte. Sin embargo pueden perfectamente existir agnósticos con esperanzas de que esta situación cambie en algún momento de la humanidad (o de sus vidas).

5) El ateo, aquél que cree que Dios no existe. El ateo surge generalmente como expresión de rebeldía adolescente que llega muchas veces hasta avanzadas etapas adultas. Sus argumentaciones en contra de la existencia de Dios en la actualidad son generalmente tomadas del constructivismo social. Sin embargo sus múltiples no-dioses son tan múltiples como dioses tienen los teístas. Es más: están completamente subordinados a ellos, porque hasta ahora no se ha encontrado ateo de suficiente autonomía que pueda crear su propia concepción de Dios para luego afirmar que dicha concepción no existe.

5.5) Para más detalles sobre los ateos, les recomiendo este post y este otro.

6) Debemos mencionar al menos que la clasificación hecha hasta ahora puede no englobar a la totalidad de la humanidad. Me refiero a un raro y selecto grupo de personas a quienes sinceramente no les importa si existe o no algo llamado Dios. Este grupo de personas no se identifican con ningún nombre, ya que si lo hicieran sería tan ridículo como si intentásemos ponerme a mí un nombre que me identifique como no interesado en si el señor Xuan Tzai Nimú, de la calle Taipeng 353 de la ciudad de Kaesong en Corea del Norte, existe o no. Me tiene sinceramente sin cuidado, pero si tuviese que identificarme y declarar sobre todo lo que no me interesa, debería dedicar el resto de mis días a hacerlo, lo que derivaría en una evidente contradicción lógica. Ahora, si todo el mundo hablara tanto del señor Xuan Tzai como hablan de Dios, tal vez me costaría quedarme al margen y no pensar en si existe o no. Pero para el orden de clasificación de este post, admitamos la posible existencia de estas personas. Con esto creo que queda bastante claro que las posibilidad de que alguna de ellas comente en este post es casi nula.

7) Dentro del agnosticismo he encontrado a lo largo de mis días a muchas personas con una enorme capacidad lógica para mirar al mundo y sus diversidades. Yo mismo me enrolé entre sus filas durante muchos años en los que creí con fervor en la superioridad de los poderes intelectuales de razonamiento frente a tantas otras capacidades humanas. El agnosticismo puede ser calificado de simple, pero tiene una solidez que rara vez encontré en otros sistemas de creencias. Me imagino que alguien que desea dedicar su vida a la ciencia (a la verdadera, excluyo a los que escriben papers sobre el gen que determina el gusto por la mantequilla de maní) puede encontrar, en la sabia aceptación de un agnosticismo en el que se ha perseverado, a un aliado para concentrarse en esas pequeñeces de la vida que tantas veces son fundamentales para lo que deseamos lograr, más cuando se trata de las potentes autolimitaciones de la ciencia con sus claros y definidos objetos de estudio.

8) No es mi caso el haber perseverado mucho en el agnosticismo. Tal vez ya había roto lo mejor que él podía darme cuando empecé a preguntarme si algo podía decirse de Dios más allá de su existencia sin caer en las supersticiones que tanto aparecen incluso en el seno de las religiones más ortodoxas. Mis fantasías de ser un científico investigador quedarán para otra vida, si es que me acuerdo.

9) El paso más allá del agnosticismo creo que no es posible de ser dado exclusivamente por el camino de la intelectualización. En mi caso, y en el de los pocos conversos a los que me he encontrado en persona y en el mundo del arte, ubiqué siempre un punto de experiencia de lo divino. Un momento de iluminación, de contemplación de algo que no había podido ser visto hasta entonces. Ese momento que aparece en diversas religiones y culturas de la historia de la humanidad y que parece relacionarse más con la intuición que con la razón. Aunque luego con la razón, que siempre señala varios caminos para llegar a fines similares, podamos encontrar una explicación satisfactoria con los nuevos descubrimientos sobre Dios que nos han llegado.

10) Este post termina aquí. Para los que esperaban que volcara en él, en forma de ordenada lista, mis creencias sobre Dios, lamento comunicarles que será así (vale el furcio). Para que no se cree el mito que sucedía en Life Of Brian de los Monty Python, puedo decirles que se parecen demasiado a lo que muchas religiones dicen sobre Dios, no es necesario inventar una nueva. Y que hasta ahora no he encontrado manera de expresarlas sin utilizar metáforas, como creo que hasta ahora lo han hecho las religiones clásicas. La metáfora permite muchas veces que quien la lea deba poner mucho de él para comprenderla. Y cuanto más pone uno de uno, tantas más posibillidades de llegar a ese momento de iluminación.


sábado, 18 de abril de 2009

Pobrecitos los criminales

De una nota de Clarinsucho:

1) Ya denuncié en otra ocasión de qué se trata la mentira de los derechos humanos.

2) Me parece increíble que haya abogados. Perdón. Me parece increíble que haya abogados que se piensen héroes por defender a grupos de personas que infringen la ley en nombre de sus propias necesidades.

3) Me imagino al abogado de la nota babeándose mientras especula en la guita que puede llegar a sacar en un ridículo juicio contra el estado, en donde reclame una indemnización porque la policía no respetó las ganas humanas de sus pobrecitos clientes de quedarse en ese terreno ocupado tan lindo y cómodo.

4) Alguien me contó una vez que la Argentina es un lugar más conveniente para quien infringe la ley que para quien la honra. No pagar impuestos, invadir los derechos del vecino con una actitud en donde se mezclen agresividad y actitud de víctima, robar, explotar a menores, no pagar multas. Todos esos actos son finalmente perdonados en una anmnistía u olvidados entre discursos políticos y partidos de futbol.

5) Tengo en claro que un gobierno cuyo único sostén es un discurso de los derechos humanos y del horror que vivimos en el país durante las dictaduras militares (increíble que en esta categoría jamás incluyan a personajes tan amados como Perón, Castro o Chavez) , está destinado a no durar mucho. Ojalá.


jueves, 16 de abril de 2009

Poppereando

Encontré hace poco en un blog amigo un link sobre el Escándalo Sokal. Me fascinó el buen humor y el gran efecto que causó Sokal con su texto. Buscando por la web encontré una muy buena entrevista a Alan Sokal en la cual me sorprendió encontrar algunas críticas a mi querido Karl Popper que resultan bastante oscuras y confusas. Volvamos a Popper:

1) Como bien señala Sokal, acusar a Popper de crear un falsacionismo ingenuo es una ingenuidad. Popper crea el falsacionismo y lo crea con una envidiable simpleza.

2) La simpleza del falsacionismo funciona debido a que el falsacionismo es, simplemente, una demarcación lógica de nomenclatura. El falsacionismo no nos dice qué es bueno y qué no es bueno. Tampoco nos dice qué es verdad y qué no es verdad. Simplemente demarca a qué debemos llamar conocimiento científico y a qué no. Antes de Popper, montones de personas llamaban conocimiento científico a un montón de cosas. Popper no intenta agrupar bajo una misma fórmula todos esos conocimientos. No intenta explicar cual diccionario o estudio sociológico a qué se llama conocimiento científico. Popper reinventa el conocimiento científico. Le da la posibilidad de limitarse, y así de lograr una solidez que empezaba a perder, principalmente con el advenimiento de las ciencias sociales.

3) En la entrevista Sokal critica a Popper por rechazar tajantemente la inducción. Es posible que Sokal haya leído las memorias de Popper en las que contaba cómo odiaba la inducción y las papafritas de McDonald's con demasiada sal. Sin embargo es importante separar estas opiniones personales del buen Popper de su genial falsacionismo. Según este último, toda inducción que parta de una proposición lógica es posible de ser considerada conocimiento científico. El clásico ejemplo: este árbol es verde, todos los árboles son verdes. Con encontrar un árbol violeta me alcanza para falsear el enunciado. Por lo tanto "todos los árboles son verdes" puede ser considerado conocimiento científico.

4) Sin embargo las teorías científicas son generalmente más prácticas y complejas que decir que todos los árboles son verdes. Y si encuentro un árbol que no es verde, y que no se comporta de la manera en que describo a los árboles, aunque seguramente deba ajustar mi teoría e incluir de alguna forma al nuevo descubrimiento, esto no significa que mi conocimiento previo de los árboles deba ser tirado a la basura. Es más, me puede seguir siendo sumamente útil en muchas ocasiones. Por eso es que pueden convivir la teoría de la relatividad, con la física newtoniana clásica y las teorías de la mecánica cuántica. Al menos mientras sus respectivos terrenos no sean completa y mutuamente invadidos. Aunque Einstein buscara hasta el final de sus días una única teoría que explique toda la mecánica del universo.

5) O sea: a) sostengo que todos los árboles son verdes; b) se descubre un árbol azulino; c) sostengo que todos los árboles son verdes, con algunas raras excepciones de otros colores, y que me voy a dedicar a estudiar árboles verdes; d) se descubren árboles amarillos que hablan y cantan con bastante buena entonación "la marsellesa"; e) sostengo que mi objeto de estudio son los árboles verdes y que no cantan; f) un árbol lila es elegido presidente de la república; g) sostengo que a mí solamente me interesan los árboles verdes, que no cantan y que sería absurdo pensar en que puedan ser presidentes, y que me importan tres bledos las excepciones.

6) El día que se descubra que en realidad solamente tres ejemplares de árboles son verdes en el mundo, que los demás cantan y bailan y se dedican a la política, la teoría sobre ellos que sostenía el imaginario científico del punto cinco caerá. El científico será acusado de armar una teoría universal por tan solo haber visto a tres ejemplares. Se probará que esos tres ejemplares se habían teñido las hojas y que trabajan desde hace siglos de estatuas vivientes. El paradigma habrá cambiado... del todo. Pero esto ya es terreno de Kuhn y no de Popper.

7) Sin embargo cuando se cree que la gordura es una enfermedad donde la persona es víctima de su estómago, y que su libre albedrío no entra en juego ya que la persona gorda es esclava de su metabolismo, no se está haciendo ciencia. ¿Por qué? Porque el libre albedrío no entra en los terrenos científicos, ni jamás lo hará. La ciencia nace, se desprende de la filosofía, justamente, para no ocuparse más del libre albedrío. A Aristóteles le encantaba mezclar sus observaciones botánicas con sus reflexiones sobre el Ser. Pero no a todo el mundo le gusta dispersarse tanto. A un científico que hace honor a su profesión, no le interesa si la persona es gorda porque su estructura genética lo determina a comer pastelitos o si lo es porque se le cantan los albedríos. Si un científico descubre un gen particular en los gordos, un gen que posean casi TODOS los gordos y la MINORIA de los flacos, entonces tendría algún argumento para empezar a desplazar al libre albedrío de las elecciones alimenticias. Hasta entonces, seré yo quien decida si esta noche de postre será un alfajor o una manzana.

8) Me gustaría poder encontrar al menos un ejemplo de conocimiento en el que la simpleza del falsacionismo no pueda aclarar la pertenencia o no de lo enunciado al campo científico. Espero tener entre mis lectores a alguien que no acuerde con mi amable mirada hacia Popper y nos pueda dar algún ejemplo de por qué Popper ya no corre más (Sokal es demasiado vago en su entrevista al respecto y no pienso comprar sus libros solo para descubrir, luego de varias horas y dólares gastados, que sus argumentos siguen siendo vagos).

9) También me gustaría contar con algún periodista o científico de esos que descubren que hay un gen que determina con cuánta sal nos gustan las papafritas de McDonald's. Si alguien conoce a alguno así, por favor: recomiéndenle este humilde blog.