El delirio del ateo

Está este libro best seller llamado "The God Delusion", que podría traducirse como "El delirio de Dios". Aunque la idea no es decir que Dios delira, sino que Dios es el delirio mismo. Creo que en castellano queda más confusa una traducción tan directa. Así que:

1) El ateo dice entender la idea de Dios expresada por diversas religiones, cree tener el poder de captar su concepto, de comprender su extensión, de abarcar su noción.

2) El ateo, todo lo que lee sobre Dios, lo toma literalmente como si estuviera leyendo un libro sobre biología molecular. La metáfora le es tan desconocida como la humildad.

3) El Dios del ateo (el que no existe) es siempre trascendente. O sea, un chaboncito de barba blanca con complejas intenciones y un extraño triangulito flotándole sobre la testa, que se encuentra en un lugar improbable: la trascendencia. Si uno busca "la trascendencia" en Google Maps, los resultados son nulos.

4) El ateo dice poder ser feliz, moral y equilibrado con su ateísmo a cuestas.

5) El punto cuatro probablemente pueda llegar a ser cierto. Lo que un ateo no puede evitar es ser víctima de sus circunstancias. Un ateo no puede dejar de pensarse determinado por su ambiente y su biología, o por cualquier cosa de características no divinas ajena a él.

6) Creer en el libre albedrío implica creer en Dios.

7) El libre albedrío y el concepto de Dios son creencias y nociones inseparables.

8) El ateo es un vampiro que solamente adquiere fuerza para filosofar chupando la sangre de los que creen en Dios. Necesita un concepto de Dios para poder concebirse como anti-Dios, como un adolescente necesita un padre al que poder rebelarse para persistir en actitudes adolescentes, como Batman necesita al Guasón para poder seguir sacando películas (las películas tendrían que llamarse "Batman y Guasón, un solo corazón").

9) El ateo muchas veces busca, mediante su evangelización atea, limar diferencias para acabar con las segregaciones y odios. Cree que la cura para el mal está en decir que somos todos iguales y no en aceptar que somos todos diferentes.

10) El ateo del siglo XIX, como evitaba utilizar el vocablo Dios por razones evidentes, encontró muy práctico reemplazarlo por el vocablo Naturaleza. Después de haber sido largamente ridiculizado por el eufemismo, el ateo del siglo XX y principios del XXI utiliza el vocablo naturaleza (con ene minúscula) para intentar disimular un poco. Nadie pudo hasta ahora definir con precisión qué cazzo es la naturaleza ni dónde se encuentra.

11) El tipo de ateo que no cree en el determinismo ni en el naturalismo, para no utilizar el concepto de libre albedrío, utiliza el concepto de Azar como fuente de incertidumbre universal.

12) Exceptuando estos once puntos, en el resto de sus características, los ateos ortodoxos son, generalmente, buenas, amables e inteligentes personas.