lunes, 23 de marzo de 2009

Los travestis, los penes y las ciencias sociales - Parte II

1) Había una vez una época en que la ciencia revolucionó al mundo. Su impacto en la vida diaria de casi cada persona en este planeta fue tan grande que se llegó a pensar que la ciencia resolvería TODO.

2) La ciencia era tan apreciada que si uno se dedicaba a una actividad científica poseía enormes cantidades de privilegios por sobre quien se dedicaba a otro tipo de actividades. Toda técnica humana debía estar bajo el rótulo de ciencia si quería ser tomada en serio.

3) La técnica del arte se salvó por un pelo, y fue gracias a que no tardó demasiado en incorporar las maravillosas herramientas que la ciencia ponía en sus manos, e incluso incorporarse a la ciencia misma y a sus creaciones.

4) La filosofía se salvó con astucia, admitiendo que ella en sí misma no es una ciencia pero que es la madre de todas las ciencias.

5) Había en ese entonces cuatro campos bien definidos de posible actividad humana: a) los que hacían ciencia o realizaban actividades que eran reguladas por la ciencia; b) los que hacían arte; c) los que hacían filosofía; d) los que hacían el ridículo.

6) Entre estos campos las personas de mayor prestigio se ubicaban en los tres primeros grupos. Pero los filósofos eran apreciados realmente solo por los pocos que podían ver la conexión entre sus teorías y los objetos creados por los grupos "a" y "b".

7) Surgieron entonces un grupo de filósofos que decidieron lograr fama y fortuna. Inventaron para ello la "filosofía aplicada". Surgieron así las tribus de psicólogos, antropólogos, sociólogos, musicólogos, politólogos, proctólogos y demás "ólogos".

8) Sin embargo las campos de las posibles actividades y sus prestigios no cambiaron. Los ólogos por supuesto que no querían pertenecer a la categoría "d". Tampoco a la "c", ya que justamente querían desprenderse de ella. Sus ambiciones iban mucho más alto que las del grupo "b" (consideren que aún no existían las estrellas de rock ni las estrellas de cine, ni mucho menos los deportistas famosos). Tenían la opción de inventar su propia categoría, pero el riesgo los disuadió; el éxito se podía demorar hasta que la nueva categoría lograra la adecuada aceptación social o incluso podía no llegar nunca y la nueva categoría caer estrepitosamente en la bolsa "d".

9) Los ólogos entonces gritaron a los cuatro vientos "¡Somos científicos! ¡Hacemos ciencia!". La profecía de la ciencia que solucionaría TODO parecía estar cobrando realidad. El público aplaudió encantado y les dio la bienvenida.

10) Apareció entonces un tipo bajito, chiquito, medio rechoncho, de cachetes regordetes y simpaticones, llamado Karl Popper. A Karl Popper algo no le olía bien (no me refiero a su cuerpo porque Karl Popper era una persona de una pulcritud extrema, sino a lo que él olía en este asunto). Decidió entonces intentar definir qué es la ciencia. Mejor dicho qué es hacer ciencia, a qué tipo de conocimiento puedo llamar conocimiento científico. Enunció algo para nada científico y por completo filosófico: "un enunciado, para ser considerado científico, debe ser falseable".

11) Si alguien dice "El farmirich mide 45 centímetros" y pretende que su enunciado sea científico, deberá mostrar que hay una forma de poder medir un farmirich. Si el farmirich no es algo medible (porque no tiene dimensión, porque no se ve un farmirich por ninguna parte, porque nadie sabe lo que es un farmirich, o por cualquier otra razón que impida que se lo mida), entonces el enunciado no es científico ya que nadie puede de ninguna manera demostrar su falsedad sin importar que el enunciante afirme con seguridad que una vez logró medir un farmirich que medía 45 centímetros (aquí hay algo importantísimo que aclarar: que un enunciado no sea científico no significa que sea falso). Tampoco el enunciado es científico si un farmirich es una entidad abstracta que equivale a 45 centímetros, ya que esto llevaría al enunciado a la categoría de definición (al igual que el enunciado de nuestro amigo Popper). Las definiciones pueden ser utilizadas para enunciar conocimiento científico o para encadenarse entre ellas en forma lógica, pero no son en sí mismas conocimiento científico si las consideramos aisladamente. Para que el enunciado del farmirich sea científico debería ser posible medir un farmirich y que el resultado pudiera eventualmente arrojar diversas medidas (por lo que tampoco es falseable si solamente poseo un aparato que prende una luz cuando detecta que algo mide 45 centímetros y cada vez que prende la luz digo "ahí pasó un farmirich").

12) Cuando los enunciados son más complejos, resulta un poco más complicado distinguir si son o no falseables. Pero los ólogos no se caracterizaban por la complejidad de sus enunciados (como sí lo hacen por ejemplo las matemáticas) sino por la complejidad de su red de definiciones y la simplicidad de sus afirmaciones, algo que heredaban de la filosofía y que les resultaba un bulto difícil de ocultar.

13) Entonces, mientras la mayoría de los ólogos intentaba maquillar sus enunciados con enredos, nudos, prótesis y demás distracciones, un ólogo astuto dijo: "es que nuestra ciencia es una ciencia un poco diferente: es una Ciencia Social". Todos aplaudieron porque así la promesa de la ciencia que resuleve TODO seguía viva. Para las ciencias a secas necesitaron entonces un adjetivo propio, para que no se muestren superiores a las nacientes Ciencias Sociales. Se las llamó así Ciencias Exactas. Incluso algunos atrevidos las empezaron a llamar Ciencias Duras, logrando que las Ciencias Sociales fuesen vistas como más flexibles en un momento de la historia en que la flexibilidad le iba a empezar a ganar en fama a la dureza.

14) Ahora entonces las Ciencias Sociales podían tener sin ningún problema sus particularidades. Pero, ¿por qué la palabra "ciencia" seguía apareciendo en su denominación? Los temores a los neologismos y a tener que construir fama de cero continuaban. Había que redefinir los límites de la ciencia. Se necesitaba ridiculizar al bueno de Karl Popper y a sus simplezas inservibles y encontrar algún otro parámetro con el que lograr decir que las Ciencias Sociales también eran Ciencias.

15) Thomas Kuhn era un americano lungo, flacuchento y narigón, que había notado con gran astucia cómo el conocimiento científico iba dejando de lado algunos enunciados para tomar otros. Kuhn hablaba de paradigmas, conjuntos de enunciados que la comunidad científica sostenía como válidos en un momento dado de su historia. Los ólogos aplaudieron la observación de Kuhn y la utilizaron para definir ciencia: "somos científicos porque somos una comunidad que sostenemos nuestras afirmaciones a las que solamente reemplazaremos cuando la razón así nos lo haga ver". Sonaba convincente. Aplausos.

16) Hasta que los ólogos comenzaron a fraccionarse. Como sus enunciados no eran falseables, la comunidad de ólogos comenzaba a ver a sus enunciados como falsos a destiempo. Algunos creían descubrir nuevos enunciados que hacían que los enunciados anteriores no sirvieran más. Otros creían descubrir nuevos enunciados que reafirmaban la validez de los antiguos. Pero como tampoco eran filósofos, sus ideas no podían convivir con la armonía de la multiplicidad. Habían aplicaciones para sus ideas (y financiaciones suculentas) en espacios por los que había que competir. Además se llegaban a enunciar ideas completamente opuestas. Las comunidades científicas de las Ciencias Exactas también se comenzaban a fragmentar debido a la complejización de sus correspondientes especialidades, y presentaban en algunos aspectos paradigmas que parecían convivir unos con otros, aunque solamente lo hacían en paz y armonía cuando sus áreas de aplicación no poseían puntos en común.

17) Tanto los alumnos de Kuhn como los de Popper concluyeron que sus maestros eran unos simplones. La ciencia toda tenía que ser algo flexible. Muy flexible. Todo podía ser ciencia. Los relegados esotéricos del grupo "d" comenzaron a excitarse previendo que su era se estaba acercando. Preveían su pronta inclusión en el grupo de mayor prestigio, o mejor dicho en el único grupo que se iba a intentar crear. Todo flexible. Muy flexible. ¿Qué más flexible que el agua? Todo líquido, todo líquido. Bienvenidos a la Modernidad Líquida de Bauman.

18) Hoy parece importar a muy pocos qué cosa es ciencia y qué cosa no lo es. Pero a los muy pocos que realmente les importa son a quienes contratan científicos para trabajar en las enormes multinacionales y transnacionales que se han hecho más poderosas que la mayoría de los gobiernos. Los científicos cuyas tareas se relacionan directamente con la creación de objetos de consumo masivo siguen teniendo bien en claro que lo que ellos hacen es ciencia, y que sus límites son rígidos y exactos. No dudan en inspirarse en las teorías más poéticas y estéticas que puedan encontrar, pero no hay lugar para diluir argumentos en el diseño y la producción para masas. Sus ciencias deben ser realmente exactas. Las computadoras cuánticas son divertidas para imaginar durante un fin de semana, pero durante la semana hay que producir una enorme cantidad de chips newtonianos y deben fallar los menos posibles.

19) Los ólogos a su vez tienen cada vez más dificultades en separarse de los esotéricos, quienes les llevan años de ventaja en habilidad en el manejo de enunciados líquidos. Muchos se han sumado a las filas de los ólogos para experimentar la flexibilidad de su ciencia, pero los únicos ólogos de éxito mundial son los que se asocian con los intereses de las megaindustrias, ya sea mediante una sistematización arbitraria y absurda (como el ejemplo de la nosología de la psiquiatría y sus dependencias farmacológicas) o mediante la producción diarreica de escritos multicontradictorios (los papers publicados por la mayoría de las ONG sociológicas y los papers pseudocientíficos publicados por la prensa en donde descubren que TODO es genético).

20) Creo yo que no todos los ólogos necesitan ya seguir disfrazándose de científicos. La historia ha dejado en claro que la ciencia no es la solución para todos los problemas de la humanidad. Es hora de rescatar un poco a la tantas veces defenestrada rigidez. No es malo crear nuevos géneros y nuevas categorías, que no permitan el ingreso en ellos a cualquier forma de conocimiento o actividad, si hemos aprendido que la riqueza de lo múltiple se sustenta en su convivencia. Lo múltiple también se sustenta en los límites, punto esencial para la convivencia. No es multiplicidad un líquido marrón en una bolsa al que no podemos asignar un nombre por haber tantas cosas mezcladas en él. Si queremos gozar de la fama de categorías ya existentes, es una buena idea limitarnos a ellas e intentar los cambios de a poco. Pero si vislumbramos nuestra verdad en un nuevo camino, jamás debería hacernos especular el esfuerzo que deberemos poner en despejar la senda, porque nuestros logros y recompensas como conquistadores tal vez sean aún mayores.

21) Si se preguntan qué tenían que ver los travestis y los penes, les recomiendo que busquen la primera parte de este post.

4 comentarios:

  1. ¿Que puedo decir? me dejas boquiabierto.......Fantástica entrada. Has explicado la esencia del problema en el que andamos embarcados con una sencillez pasmosa. Supongo que sabes que PoPPer creia que algunos cientificos hablaban de forma técnica y enrrevesada para proteger sus códigos y no poder ser puestos en duda por cualquiera. En uno de sus ensayos traduce un texto de la escuela de Frankfurt a lenguaje llano, y el resultado es muy divertido a la par que ilustrativo.
    Buenísima, de verdad...

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  2. Jesús, sabía algo sobre eso que sostenía Popper (me perdí lo de las 3 pe mayúsculas, ¿es por algo?) pero no lo del texto que tradujo. Voy a intentar googlearlo porque no debe tener desperdicio. Gracias por el dato y me alegro de que hayas disfrutado del post.

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  3. No es por nada lo de las ps...
    El texto es un ejemplo que aparece en un libro de Popper titulado "La responsabilidad de vivir".
    Un saludo.

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  4. Acaba de entrar en mi lista de "Libros que debo leer antes de morir". Gracias por el dato.

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