sábado, 7 de noviembre de 2009

En esta hora oscura...

Anoche grupos de matones identificados como pertenecientes al gremio de camioneros de Hugo Moyano se personificaron en las principales distribuidoras de periódicos de la ciudad e impidieron la salida de las publicaciones. También atacaron y robaron camiones que repartían los diarios Clarín y La Nación y atacaron puestos improvisados de ventas en varias esquinas de los barrios de esta ciudad.
Hugo Moyano es un matón del gobierno nacional, tal vez por eso la policía no actuó ante semajante crimen perpetrado por sus secuaces.

¿Es posible que nos convirtamos en un país sin libertad de expresión? Me cuesta creerlo o aceptarlo. Me llena de bronca e impotencia cuando veo discusiones en los foros de algunos sitios de periódicos en donde nunca falta quien sale con el discurso chavista de acusar a medios de no ser independientes y de seleccionar solamente las notas de interés de algunos. Irónicamente, el diario oficialista El Argentino ni siquiera hace eco de noticia alguna relacionada con estos aberrantes hechos, y Página/12 (otro diario amigo de los K) solamente menciona en un pequeño recuadro la conciliación obligatoria dictada por el ministerio de trabajo.
En un país democrático, donde la libertad de expresión es el primer sostén de la multiplicidad de voces y miradas de la que alardean incluso dictadores fascistas y megalómanos como Chavez y Castro, intentar acallar a un medio acusándolo de no reflejar todas las miradas equivale a acallar a cualquier ciudadano porque lo que dice no tiene sentido.

Si lo que dice no tiene sentido (lo cual significa que carece de valor para la gran mayoría de los demás ciudadanos), naturalmente su voz se perderá entre miles de pavadas que los seres humanos decimos a diario. Lo mismo pasará con un medio cuyas noticias oculten miradas que sus lectores consideren dignas de ser vistas a través de la parcial mirada del medio (toda mirada es siempre parcial, por definición ontológica) o expresen opiniones que causen disgusto a la mayoría. Si tal o cual periódico no hace eco de lo que deseo que haga eco, y mi deseo es leer a alguien que se preocupe por ese hecho dejado de lado, seguramente dejaré de leer ese periódico. Si no me gusta lo que dice, y no me gusta leer algo que no me gusta, es mi responsabilidad dejar de leerlo. Si mi comportamiento es significativo, tiene un sentido para una gran mayoría, el periódico probablemente perderá a montones de lectores y terminará tan perdido entre miles de escritos como este Blog Simplificado.

El tema aquí es que el párrafo anterior implica un axioma fundamental: el ser humano es un ser potente. Sin embargo este axioma que compruebo con mi mirada día a día, que compruebo en cada maravilla construida por la humanidad y con la que me cruzo segundo a segundo, es para una nueva moda de consumidores de política barata y romántica una terrible blasfemia.
Para estos nuevos izquierdistas rosas el axioma es: el ser humano, en su gran mayoría, es una pobre víctima del determinismo social. Aquí, en nuestra amariconada sociedad, estos rosados pseudozurdos utilizan este axioma para concluir maquiavélicamente: los periódicos (no oficialistas) hipnotizan a la pobre gente y les hacen creer cualquier disparate. Quiero que se entienda que es necesario que vean a las personas como víctimas; sin ese axioma, el ataque a estos medios es insostenible. El poder de nuestro patético gobierno de turno reside en el convencimiento de una gran parte de la sociedad de que una parte oscura, oculta, empobrecida y distante es víctima de estos medios. Es imposible encontrar a una de estas personas por la calle. Alguien que diga de sí mismo: "sí, destrocen a estos diarios que no hacen más que lavarme el cerebro, pobre yo". Una suerte de Homero Simpson personificado en un ser humano real que admita públicamente que una publicidad televisiva tiene mayor poder de voluntad que él mismo. ¿A quién le gusta ser tratado así, como un niño grande que no sabe cómo son las cosas? Como un niño grande al que hay que proteger de las ideas que pueden llegar a envenenar su inocente cabecita. Y sin embargo, cuanto más haya de estas personas, cuantos más acepten caer en este papel, cuánto mejor para un gobierno maternalista como el del los K que quieren hacernos chupar y tragar la leche innutricia de su gran teta mafiosa por el resto de nuestros días.
En estos momentos se está jugando la madurez de nuestro país. Ojalá que este pequeño fósforo que intento prender aquí se sume a la llama de libertad que nuestros ancestros nos legaron para que sigamos iluminando nuestro futuro.