sábado, 13 de febrero de 2010

Disciplina

1) Hace unos días, hablando de futbol con mi ahijado, comentando sobre los jugadores de la selección argentina que nos gustaban o no, frente a su argumento sobre un jugador que solamente jugaba por amor al juego, le recomendé no olvidarse de lo importante que también era en este jugador la disciplina. Sus ojos se abrieron de par en par mientras me preguntaba horrorizado qué tenía que ver la disciplina en todo esto.

2) La connotación negativa de la palabra disciplina (del latín disciplīna, cuya raíz discere está también en palabras como discípulo y significa aprender), que resuena tanto en la cabeza de mi ahijado como en muchísimos porteños de hoy día, sin dudas provenga de su utilización histórica en el ámbito militar. Luego de tantos años de dictadura no es solamente la palabra autoridad la que se llevó una carga negativa en nuestro país.

3) Sin embargo en personas sin tantas influencias políticas en sus cabezas y dedicadas a otros ámbitos que los militares/político/sociales, la palabra disciplina es moneda común y la única connotación negativa podrá aparecer cuando la fiaca intenta competir con las ganas de lograr algo.

4) Me hace gracia leer en Wikipedia que el artículo de Disciplina en español termina aclarando que hoy día es preferible utilizar, para el concepto de comportamiento ordenado pero no impuesto por otros, la palabra autodisciplina. Mi rechazo al recurso progresista de agregar el vocablo "auto" a toda palabra que haga recordar cualquier problemática censurable (recurso de quienes sueñan con un mundo de individualidad extrema en donde gracias a la autodisciplina, la autoestima, la autocrítica, la autoayuda y el automasaje, podemos liberarnos finalmente de esa incomodidad llamada "el otro") vale el esfuerzo de ser un poco más aclarada en este caso.

5) Regresando un poco a las raíces eitmológicas, el concepto de autodisciplina implicaría algo así como ser discípulo y maestro al mismo tiempo... de uno mismo. Implicaría que hay mucho para aprender de uno mismo (perdón, la frase de moda es "aprehender de uno mismo") no necesariamente a través del reflejo en la mirada de los otros sino mucho más sencillamente mediante algo como la introspección del autoanálisis que en el pasado solamente de personajes de la talla de Freud se condescendía a aceptar.

6) La tendencia hoy día en el ámbito educativo parecería ir de la mano con las ideas del punto cinco. Los alumnos no quieren que les digan qué hacer, qué aprender, cómo comportarse, cómo utilizar la escuela. Todo eso es típico de una sociedad disciplinaria que nos quiere convertir a todos en robots. Los niños y adolescentes de hoy quieren ser ellos quienes elijan cómo formarse, ser ellos sus propios maestros y cortar de una vez por todas con ese pasado de seres humanos que no hicieron más que pecar.

7) Es divertido pensar en intentar convencer de estas ideas a los San Antonio Spurs. ¿Para qué un grupo de talentosos jugadores de basquet como son los Spurs tienen que estar escuchando a un entrenador tan serio y disciplinado(r) como Greg Popovich? Y ni hablar de esos equipos que tienen un entrenador gritón, enojón y que pretende que todos hagan lo que él dice. Creo sinceramente que serían muy pocos los jugadores de talento que podrían llegar a creer que un equipo de basquet funcionaría mejor sin tanta disciplina, y tan solo con esa ilusión llamada autodisciplina (los jugadores no podrían ni siquiera decirle a sus compañeros qué hacer, solamente tendrían que decirse qué hacer a ellos mismos). Mucho menos me imagino a un equipo funcionando así.

8) Mi ahijado, cuya disciplina pasa hoy día solamente por la paupérrima que recibe en un colegio que lo aburre de muerte (fantochada de disciplina que parecería colaborar más a formar rebeldes light que consideran libertad el estar suelto por la vida que a construir límites que potencien), habría pensado que nada tenía que ver este concepto con ser un buen jugador de futbol. Y por supuesto que frente a una disciplina impuesta por quienes quieren controlarnos y dominarnos, por temor seguramente a cuánto podamos crecer, lo mejor que podemos hacer es rebelarnos. Distinto es si en nuestra rebeldía terminamos creyendo que el problema reside en que alguien nos imponga una disciplina.

9) Que nos impongan disciplina no nos quita eso que tanto cuidamos en nosotros mismos y que algunos llaman personalidad, carácter, esencia o incluso libertad. La opción sobre los caminos a seguir tomando seguirá pasando por nosotros, disciplinados o no seguiremos siendo libres mientras sigamos siendo humanos. Si mi sueño es convertirme en el mejor jugador de futbol del mundo, pecaría de tonto si llego a creer que toda la energía provendrá solamente de mí, o que puedo llegar a serlo sin esos límites de crecimiento que nos ofrece un otro.

10) Quiero cerrar este post con un simple razonamiento de moral spinozista. No todo lo que se recibe con disciplina será bueno, ni tampoco todo será malo. Si con la disciplina crecemos como personas, la disciplina nos será buena. Si no, nos será mala. La ética quedará del lado de qué clase de personas deseamos ser.


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