Me sorprendió que la definición de
manipular en la RAE no haga mención a su utilización directa entre seres humanos. Tal vez se me escapa alguna otra palabra que sea como el antónimo de
persuadir en lo que respecta a lograr que los demás hagan lo que queremos. Suponiendo que manipular es la palabra, tenemos:
1) Manipular es lograr que el otro haga algo mediante el engaño.
2) Dejemos de lado situaciones claras de abusos (la manipulación de un adulto hacia un menor, de un adulto hacia un adulto con retraso mental, etc.) o de fraudes (engaños penados por la ley, estafas electrónicas, etc.) y vayamos de lleno a las situaciones cotidianas de relaciones humanas en donde entra el corazón. Supongamos la siguiente situación entre los primos Lador y Lado:
Lador: Hola, Lado. Me estoy yendo de vacaciones. ¿Qué te parece si te dejo mi auto? Lo puedes usar para lo que tu quieras y de paso me lo cuidas.
Lado: Me parece bien. No tengo auto y me viene bien tener el tuyo el tiempo que me lo dejes. Acepto.
Lador: Hola, Lado. Necesito que vayas con el auto a buscar un paquete a lo de Lite y lo lleves hasta el centro.
Lado: Muy bien, lo haré.
Lador: Hola, Lado. Necesito que vayas con el auto a llevar a Lite hasta lo de su madre.
Lado: Muy bien, lo haré.
3) En los casos en que la persona manipulada se coloca en posición de víctima y el manipulador en posición de victimario, una vez descubierto el engaño ya no quedan dudas de que la situación puede ser calificada de manipulación, aunque la manipulación sea solamente un juego entre quien manipula y quien se deja manipular.
Si Lado comienza a ponerse en posición de víctima hablando con su amigo Ludo, argumentando que el engaño estuvo en que Lador nunca le explicó los encargos con los que venía el préstamo, y Ludo, quien escucha atentamente a su amigo, logra posicionar a Lador en posición de victimario, entre ellos ya no quedarán dudas de la manipulación perpetrada por Ludor.
Lado: Hola, Ludo. He caído en la trampa de Lador. Me ha engañado prestándome el auto. Soy un idiota, yo pensé que lo hacía inocentemente. Ahora no hay día en que no me llame para pedirme hacer algo con su auto. Nunca me dijo que tenía que hacerle de chofer. ¡No sé qué hacer!
Ludo: Pero qué hijoputa este Lador... ¿por qué no le mandas a que le den por culo?
Lado (especulador): Porque no me prestaría más el auto.
Lado (inseguro): Porque dejaría de hablarme.
Lado (hiperpotente): Porque quién otro podría ayudarlo.
Lado (maternal): Pobre, si me prestó el auto.
Lado (neurótico): Porque no puedo decirle que no.
Lado (esquizoide): Porque tampoco le dije que no le haría de chofer.
4) Cuando las cosas no le salen del todo bien al manipulador, cuando no logra que el otro reaccione como él quiere, puede entonces ponerse él en posición de víctima y diluir su intento de manipulación en un espeso caldo de injusticias y malagradecimientos.
Lador: Hola, Lado. Me estoy yendo de vacaciones. ¿Qué te parece si te dejo mi auto? Lo puedes usar para lo que tu quieras y de paso me lo cuidas.
Lado: Me parece bien. No tengo auto y me viene bien tener el tuyo el tiempo que me lo dejes. Acepto.
Lador: Hola, Lado. Necesito que vayas con el auto a buscar un paquete a lo de Lite y lo lleves hasta el centro.
Lado: Lo siento, estoy ocupado.
Lador: Hola, Lado. Necesito que vayas con el auto a llevar a Lite hasta lo de su madre.
Lado: Lo siento, estoy ocupado.
Lador puede comenzar a sentirse una víctima del engaño y desagradecimiento de Lado.
Lador: Hola, Ludo. He caído en la trampa de Lado. Le he prestado el auto y ahora no hace ninguno de los favores que le pido. Me ha engañado, porque creí que podía contar con él y mi auto que le presté. Pero solo le interesaba tener un auto. Soy un idiota, yo pensé que lo aceptaba agradecido. Ahora me doy cuenta de que me usó ¡No sé qué hacer!
Ludo: Pero qué hijoputa este Lado... ¿por qué no le mandas a que le den por culo y no le prestas más el auto?
Lador (resentido): Eso haré.
Lador (vengativo): Y le contaré a todo el mundo lo que me hizo. Ustedes tampoco deberían prestarle más nada.
Lador (víctima): A él no, pero seguiré confiando en la gente.
Lador (neurótico): Pero tendría que haber hecho lo que le pedí. ¿Cómo me hizo esto?
Lador (esquizoide): No se le puede prestar el auto a nadie. La gente es toda joputa y malagradecida.
5) Claro que no hay victimario sin víctima. Recuerdo una hermosa frase que fue escrita en el puente por donde pasa Juan B. Justo sobre Córdoba. Alguien (oculto como yo en el anonimato) durante años escribió allí en frases gigantes sus enseñanzas filosóficas. Una decía "dentro de toda víctima hay un victimario". En el punto 3, Lador podría perfectamente haber estado actuando de buena fe y no haber sentido ningún rencor en el caso de que Lado no hubiera aceptado alguno de sus pedidos. En el punto 4, Lado podía haber actuado también de buena fe y haber aceptado el auto sin ningún tipo de compromiso más allá de cuidarlo, que fue lo que realmente se hizo explícito en el punto 2. Incluso, si tomamos la situación del punto 2, tanto Lador como Lado podrían haber seguido actuando sin posicionarse en víctimas, más allá de los pedidos que Lado aceptara o no. Posicionarse en víctima (o ver víctimas) es el detonante.
6) Sin embargo todos estos puntos no excluyen la posibilidad de que tanto Lador como Lado tuvieran algunos datos sobre el otro más allá de los presentados aquí. Lador podría detectar una tendencia enfermiza de Lado a intentar cumplir con todos los favores que le piden quienes le prestan algo que él necesita. O bien Lado podría intuir que Lador está convencido incuestionablemente de que si él ofrece un favor a alguien, ese alguien no puede rechazar un favor que él le pida. Alguien me dijo una frase una vez que aún sopeso tratando de aprender algo de ella: "Si yo acerco una chispita al otro, y el otro explota porque estaba lleno de explosivos, no puedo decir que no tuve nada que ver con semejantes destrozos. Soy responsable al menos de haber acercado la chispita". Responsable no significa culpable, y la idea no es dejarnos de acercarnos chispitas y quedarnos todos a oscuras. Sino de intentar aprender a quién conviene acercarle nuestra luz y a quién no, sin temor a que cada tanto se oigan unas vitales explosiones.